Él se
encontraba caminando por la orilla del mar, pensando como sería recorrer la
isla en motocicleta, la idea se hizo inminente, así que caminó y preguntó a
cada vendedor, al no encontrar un precio cómodo, se acercó a los alquileres
ubicados frente a la Discoteca Coco-loco, topándose con una señora muy gentil,
trabajadora del Renta-car Esmeralda, al cotizar cancela la suma de COP $80.000.
Conduciendo
a más de 70 km/h, él llega al denominado salto del tigre, ubicado en el kilómetro
10 diagonal al hotel Blue Cove, un sitio que se muestra muy encantador, de
abundante verde, un caribe de color Azul Verdoso, Cerúleo y Cyan, poco público,
y totalmente gratis.
Se
acerca para observar el salto de 16 metros a un profundo mar, se para al borde
del coral, y piensa como una gran piedra le trae emociones tan placenteras, sin
meditar mucho se avienta sobre un azul paradisíaco, se hunde lentamente y cada
gota atesora su nombre.
Ha hecho
historia, una nueva experiencia llega a su vida, comprende que vivir al límite,
es vivir cada momento como si fuera el último.
San
Andrés, Providencia y Santa Catalina – Colombia.
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